CÓMO
HACERSE UN HORARIO <<REALISTA>>
El hombre es
un <<animal de costumbres>>, es decir, tenemos tendencia a hacer
las cosas siempre del mismo modo, a comer a la misma hora, a dormir en el mismo
lado de la cama, a desayunar las mismas cosas, etc., porque el cuerpo necesita
tener claro <<qué toca ahora>> y, si le cambiamos cada día la hora
de dormir o comer, se hace un lío y <<nos sentimos mal>>.
Lo mismo
sucede con el estudio. Hay quien se queja de <<distraerse>>
demasiado y ser incapaz de concentrarse, pero la causa no es que unos sean
estudiosos <<por naturaleza>> y otros no, sino que unos <<se
habitúan>> a estudiar y otros no.
Para
habituarse a algo, es necesario repetirlo una y otra vez, al principio, hasta
que el cuerpo se vaya acostumbrando y pase a ser <<habitual>>,
incluso hasta necesario.
Si queremos
que nuestro cuerpo <<nos pida>> estudiar, es imprescindible
habituarlo. Si no queremos distraernos continuamente (y por el motivo más
tonto), si queremos ser capaces de permanecer sentados, leyendo, subrayando o
memorizando un texto, sin que el cuerpo <<se nos rebele>>, es
necesario acostumbrarlo.
Para
acostumbrar al cuerpo a que determinadas horas del día tiene que dedicarse a
estudiar y olvidarse de todo lo demás, lo más eficaz es hacerse un horario.
Pero, si no quieres llegar a la conclusión de que un horario no sirve para
nada, pues es imposible cumplirlo y nunca salen las cosas como las habías
programado, lo mejor que puedes hacer es confeccionando con realismo.
Sigue estos
pasos:
1)
Haz un recuadro con siete columnas (una por
cada día de la semana)
2)
Divide cada una de ellas en tantos
<<bloques>> como actividades distintas tengas que hacer
necesariamente a lo largo del día (levantarte, asearte, desayunar, ir al cole,
comer, etc.)
3)
El tiempo que te quede libre divídelo en dos
bloques: tiempo dedicado al estudio y tiempo para <<otras
actividades>>
Ahora ya tienes un
<<horario>>. Sólo te falta que sea <<realista>>; para
eso:
4)
Ten en cuenta que, para ir de un sitio a
otro, hay que dedicarle tiempo. Así que contempla en tu horario el tiempo que
vas a dedicar a ir a clase, a volver a casa, a merendar, y a <<ponerte>>
a estudiar. Y no consideres ese tiempo como <<tiempo de estudio>>
5)
Ahora haz el cálculo de cuanto tiempo
<<real>> dedicas a estudiar por tu cuenta, es decir, fuera de
clase.
Depende de en qué curso estés, de
qué tal has ido hasta ahora y de qué capacidad tienes para el estudio, pero (si
eres un alumno <<normal>>, que va a un colegio o instituto
<<normal>> y estudia Enseñanza Secundaria--- que es algo muy
normal----) te basta y te sobra con dedicar entre dos y tres horas diarias al
estudio para aprobar el curso sin problemas. Si ves que dedicas mucho más
tiempo a <<estudiar>> y no sacas sobresaliente en todas, en
realidad estás perdiendo el tiempo. Y, si dedicas mucho menos…, pues ¿de qué te
quejas, si te va mal? ¡Una cosa es sacar el máximo del mínimo esfuerzo y otra,
no esforzarse nada!
6)
Antes de empezar a estudiar cada día, divide
el tiempo total del que dispones en <<trozos>>.
La capacidad de concentración del
ser humano tiene sus limitaciones y, por eso, es recomendable no estar demasiado
tiempo seguido estudiando.
Quien no deja breves descansos
entre una y otra cosa sesión, comienza a cansarse, pierde la concentración, les
duelen los ojos y, en definitiva, deja de aprovechar el tiempo.
Además, has de tener en cuenta que
existen fundamente tres tipos de estudiante, y a cada tipo le conviene
seguir un esquema apropiado:
·
Unos (los del tipo A) se concentran
enseguida, y al principio rinden mucho más, pero, poco a poco, se van cansando
y, cada minuto que pasa, se distraen más y más.
Quien
sea así deberá hacerse una distribución más o menos de esta manera:
1ª
sesión: 60 minutos de estudio.
15 minutos de descanso.
2ª
sesión: 45 minutos de estudio.
15 minutos de clase.
3ª
sesión 30 minutos de estudio.
·
Otros (tipo B) tienen dificultad al
principio, y necesitan una especia de <<precalentamiento>> antes de
entrar en faena, pero cuando llevan un buen rato de estudio a
<<tope>>, comienzan a cansarse y al final ya no rinden apenas. A
éstos les conviene distribuir su tarde de estudio, por ejemplo, así:
1ª
sesión: 30 minutos de estudio.
15 minutos de descanso.
2ª
sesión: 60 minutos de estudio.
15 minutos de estudio.
3ª
sesión: 45 minutos de estudio.
·
Por último, a otros (los del tipo C) les
cuesta mucho <<ponerse>> a estudiar, concentrarse en la tarea y
dejar de pensar en otras cosas, pero una vez que lo consiguen, van, poco a
poco, in crescendo y, una vez que han calentado los motores, cuanto más difícil
y complicada sea la materia, mejor...
Para
los de ese tipo, es recomendable que, si dividen la tarde de estudio en varias
sesiones, la primera sea más suave, es decir, más corta o dedicada a estudiar
una asignatura más o menos agradable, y las siguientes aumenten en su
complejidad.
Por
ejemplo:
--1ª
sesión: 30 minutos de estudio.
15 minutos de descanso.
--2ª
sesión: 45 minutos de estudio.
15 minutos de estudio.
--3ª
sesión: 60 minutos de estudio.
Tampoco
se debe olvidar que cada cual tiene sus propios gustos e intereses. A uno le
caen bien unas asignaturas y en cambio otras le <<repatean>>, y al
otro le pasa lo contrario… Lo natural es ponernos a estudiar lo que nos gusta,
porque lo que te gusta siempre se te hace más fácil y, por eso, dejamos lo difícil
para el final, o para otro día. Sin embargo, aunque a algunos les venga bien
empezar con algo facilillo para ir en general, es preferible empezar con las
tareas más ingratas y difíciles (pues al principio se está más <<fresco>>)
y seguir, en orden de dificultad decreciente, hasta las más fáciles o
entretenidas (pues al final uno suele estar mucho más cansado).
7.
Sea cual sea la distribución concreta que te planifiques, si la cumples
<<a tope>> todos los días, puedes sacarle a estas horas muchísimo más
fruto que a toda la tarde <<estudiando>> de mala gana, yendo y
viniendo de la mesa de estudio a la tele y viceversa, agonizando lentamente por
no poder concentrarte en ninguna de las dos cosas y perdiendo miserablemente tu
valioso tiempo.
Para
controlar que sea así, cuando termines de estudiar (o cuando te vayas a la cama),
dedica cinco minutos a reflexionar sobre cómo has aprovechado el tiempo de
estudio.
Tú
mismo has de ser tu <<evaluador>> (juez y verdugo). Si has
logrado lo que te propusiste, ¡ponte una medalla! Y siéntete orgulloso de ti
mismo, porque te lo mereces. Pero, si no estás satisfecho de tu organización, ¡cámbiala!
Si has descubierto algún fallo concreto. No te contestes con decir <<ya
estudiaré mejor>>, pues esto es algo tan ambiguo que no podrás cumplirlo
y seguirás siendo ineficaz, toda tu vida.
SÓLO
PLANIFICANDO TU PROPIA VIDA, EVALUANDO LO QUE ACABAS DE HACER, Y
AUTOCORRIGIENDO LO QUE VES QUE NO HACES DEL TODO BIEN… AUMENTARÁS TU FUERZA DE
VOLUNTAD.
0 comments:
Publicar un comentario
DEJA TU COMENTARIO, TU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE Y TOMADO EN CUENTA.